Los pacientes han vuelto del confinamiento con más falta de autonomía, sobre todo para las actividades del día a día y para capacidades como la psicomotricidad final
26/07/2020 Diario de Burgos. No es una secuela de la covid-19 pero sí del confinamiento. Se trata del empeoramiento de la funcionalidad en los pacientes con enfermedades crónicas neurológicas, sobre todo alzhéimer y párkinson, algo que están viendo con mucha frecuencia en las consultas del servicio de Neurología del Hospital Universitario de Burgos, como explica su responsable, José María Trejo: «Lo vemos todos los días pero no es que las personas tengan más alzhéimer o que éste sea distinto sino que al perderse las rutinas se ha reducido su funcionalidad y hay personas que han experimentado un gran bajón».
¿Es posible que estas personas recuperen algo de lo perdido durante los meses de encierro? Algo sí -indica el experto- pero las enfermedades crónicas neurodegenerativas no consiguen retomar todas las capacidades perdidas: «Si bajan dos escalones solo suben uno de vuelta, en una enfermedad degenerativa la gente cada vez está peor, además de que van sumando años».
En Afabur, la asociación de familiares de pacientes de alzhéimer, y en Parkinson Burgos constatan absolutamente esta realidad que los neurólogos están viendo en las consultas. Lara Gómez del Val, trabajadora social de Parkinson Burgos, explica que sí que se ha percibido que los pacientes han vuelto con más falta de autonomía, sobre todo para las actividades del día a día y para capacidades como la psicomotricidad fina, algo que están viendo más acusado en los afectados más jóvenes y en mejor estado tanto físico como cognitivo. Así, se está trabajando con cada uno de ellos de forma personalizada para reforzar las actividades que más les pueden beneficiar.
También se actúa de esta manera en Afabur. Vanesa Vicario, terapeuta ocupacional de la asociación, achaca esta ‘vuelta atrás’ a que durante el confinamiento los pacientes han estado «lógicamente muy protegidos por sus familias» y esto ha hecho que se noten pérdidas de capacidades, sobre todo en los menos afectados, aquellos que se benefician del taller de estimulación cognitiva.
La profesional pone el acento, sobre todo, en las habilidades sociales, que ahora están viendo que han quedado más menguadas: «Hemos notado que antes conversaban y ahora están más callados, por eso nuestra línea de trabajo va en proponerles temas de conversación. También hemos notado que tienen miedo y apatía y contra todo esto nos proponemos pelear para que consiguen el mayor número de mejoras posible».