Colaboramos con la Universidad Isabel I en un estudio pionero para ralentizar la enfermedad

Se trata de un estudio científico que examina de cerca cómo la actividad física puede influir en la evolución de pacientes con Párkinson

Imagen: Universidad Isabel I

Estamos colaborando con la Universidad Isabel I en una investigación pionera para combatir la enfermedad de Párkinson. Se trata de un estudio científico que examina de cerca cómo la actividad física puede influir en la evolución de pacientes con Párkinson. Esta colaboración ha permitido a los usuarios de nuestra asociación utilizar el equipo especializado DEXA de la universidad, una máquina de última generación que mide la composición corporal, proporcionando datos valiosos para los neurólogos que tratan a estos pacientes.

«Esta investigación nos abre un mundo de posibilidades que nosotros, por nosotros mismos, no podríamos tener. Es el principio de algo maravilloso».

Álvaro Fernández, Gerente de la Asociación.

Según explican desde la universidad, lo importante de este proyecto es conocer cómo evoluciona una persona con Párkinson cuando se incluye la actividad física en su rutina. “Esta es una enfermedad crónica degenerativa e invalidante para la que no hay cura, que provoca sedentarismo. Creemos que gracias a la actividad física se puede detener en parte su avance”, matiza el gerente de Párkinson Burgos.

La iniciativa incluye un programa de ejercicio físico de doce semanas donde los profesionales de la universidad trabajan directamente con miembros de la asociación en su sede, evaluando cómo un programa de ejercicios de potencia puede afectar positivamente la calidad de vida de quienes padecen Párkinson. El estudio busca “demostrar científicamente cómo la actividad física puede frenar el avance de esta enfermedad neurodegenerativa”, aclaran los responsables del estudio.

La iniciativa incluye un programa de ejercicio físico de 12 semanas donde los profesionales de la universidad trabajan directamente con miembros de la asociación en su sede, evaluando cómo un programa de ejercicios de potencia puede afectar positivamente la calidad de vida de quienes padecen Párkinson.

Equipo especializado DEXA. Foto cedida por Universidad Isabel I

La investigación científica desarrollada por el equipo de docentes del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, compuesto por los profesores Sergio Álvarez, Iago Portela, Enrique Flórez y Adrián Moreno, tratará de demostrar la importancia del ejercicio físico en este colectivo.

Por otro lado, esta investigación destaca por el uso de dispositivos IMU, comúnmente usados en el alto rendimiento y que no se han utilizado hasta ahora en esta población. Con ellos, además de validar ciertos test físicos para esta población, se busca facilitar el diagnóstico de la enfermedad de Párkinson, lo que sería un hito en ámbito de la salud, ya que en la actualidad no existen medios efectivos para realizarlo.

Este proyecto investigador “abre un mundo de posibilidades” para la Asociación Párkinson Burgos. “Nosotros nunca habíamos participado en un proyecto de investigación y gracias a la Universidad Isabel I se nos abren oportunidades con otros neurólogos que han visto que somos capaces de formar parte de un proyecto y ya nos están proponiendo nuevos retos”, afirma el gerente de la asociación burgalesa. Fernández señala además que no existen muchos centros en España de las características de la sede de Burgos para realizar proyectos de investigación. «Somos un referente en este sentido a nivel nacional”, añade.

Otras colaboraciones

La colaboración entre la Universidad Isabel I y la Asociación Párkinson Burgos se remonta al año 2020, con la celebración de las jornadas ‘Desde Atapuerca hasta el Párkinson de nuestros días’. Estas jornadas anuales han sido un espacio donde se comparten avances médicos y se promueve la conciencia sobre la enfermedad.

En 25 años de existencia, nuestra asociación ha atendido a más de 10.000 personas afectadas por el Párkinson, convirtiéndose en un referente nacional. Nuestros 20 trabajadores atienden a 150 personas al día, tanto en el centro como en salidas domiciliarias o sesiones online en el entorno rural. La asistencia se orienta no solo a los pacientes sino también a sus familiares que actúan como cuidadores. La colaboración con la Universidad Isabel I nos ha brindado oportunidades únicas para mejorar la calidad de atención y ofrecer nuevas perspectivas a los neurólogos.

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