Las investigaciones apuntan a que en una década se podrán tratar casi todos los síntomas y evitar que afecten a otras áreas del cerebro.
En diez años se podrán tratar casi todos los síntomas que sufren los afectados de parkinson y, de esta manera, frenar la progresión de la enfermedad y la afectación de otras áreas del cerebro, que pueden derivar por ejemplo en demencia, según la investigadora María Rosario Luquin, de la Clínica Universitaria de Navarra. Luquin, directora del Laboratorio de Terapia Regenerativa del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad navarra, se muestra esperanzada en los resultados de las actuales investigaciones sobre el parkinson, que permitirán controlar sus síntomas de manera más eficaz.
Ahora, en la «batalla» contra esta enfermedad «estaríamos empatados», ha dicho la neuróloga, quien ha opinado que, probablemente, en poco tiempo se ganará, aunque «verdaderamente sentiremos que la hemos ganado cuando la curemos, para lo que queda mucho tiempo». Y es que según Luquin, quien ha impartido en Ibercaja la conferencia «Ganar la batalla al parkinson», ha señalado que habrán ganado «no por mucha diferencia» si consiguen encontrar formas de tratar la dolencia que hagan que se detenga o por lo menos que se ralentice mucho, ya que es progresiva y en la que el cerebro va perdiendo de forma continúa células, que no se van a reponer.
Este punto es el que a su juicio probablemente se verá en un tiempo no muy lejano, pero no así la curación del Parkinson, algo de lo que se está «muy lejos» porque «en medicina curar se curan pocas cosas», ha subrayado. Ha dicho que todavía hay un grupo de pacientes, que «no es nada desdeñable», que cuando llevan diez o quince años de la enfermedad tienen una serie de síntomas para los que ahora no existe tratamiento, como trastornos cognitivos o incluso demencia, que aparecen en un estadio más avanzado.
Por ello, Luquin ha afirmado que en esa lucha contra el Parkinson están «empatados» porque hay tratamiento para el 75% de los síntomas, con un «arsenal terapéutico impresionante» y cuando fallan, la cirugía, pero quedan un 25% de síntomas que aparecen de manera más tardía y que no responden a la terapia convencional. Ya que, aunque el Parkinson todavía no se ha curado ni tiene nada que lo detenga, «la investigación va mucho más rápido que lo que progresa la enfermedad, con lo cual algún día la pasaremos», ha afirmado.
Regeneración celular
En este sentido, se ha referido a las investigaciones en curso, entre ellas una línea muy importante para intentar encontrar moléculas o fármacos, o formas de vida, para que la enfermedad vaya lo más lentamente posible. También se trabaja en «reprogramación celular» con la intención de conseguir modificar en el laboratorio una célula adulta para que pase a tener las características de una célula muy inmadura, incluso embrionaria, y posteriormente diferenciarla a una célula dopaminérgica.
Según Luquin, es un avance muy importante desde el punto de vista conceptual, porque es conseguir que una célula vieja pase a ser mucho más joven, y desde el punto de vista de la terapia, al permitir desarrollar en un medio de cultivo células dopaminérgicas del enfermo para conocer cuales serían los mejores fármacos. Un proyecto que desarrolla esta neuróloga en el CIMA, en colaboración con Gurutz Linazasoro y Charo Sánchez Pernaute, de la Fundación Inbiomed, de San Sebastián, y José Manuel García Verdugo, de la Universidad de Valencia, dentro de la red que han creado de «investigación en células madre neurales y neurogénesis en la enfermedad de Parkinson».
Hasta ahora, ha informado, las investigaciones indican que el cerebro de un animal parkisoniano, en concreto el de un primate, tiene potencial de regenerar por sí mismo células que se van perdiendo. Asimismo, se intenta averiguar si en el cerebro de ese animal con un parkinsonismo tóxico existen células «durmientes» que estarían esperando a que les llegue una señal para activarse y dar lugar a otras maduras y funcionales.