Y entonces… ¿Dónde voy?
Como actualmente conocemos existe un gran porcentaje de personas afectadas por la enfermedad de Párkinson y que tienen edad de trabajar o lo que es lo mismo tienen menos de 65 años. Estas personas es probable que en los primeros años de la enfermedad puedan seguir con su trabajo con una normalidad, pero en muchos casos y según avanza la enfermedad y la edad vemos como estas personas tienen que dejar su trabajo a causa de las dificultades que les produce la enfermedad de Parkinson.
Este cambio de rol de trabajador a rol de persona enferma y con una invalidez que le impide realizar una actividad significativa para el, puede producir un gran deterioro en esta persona, ya que se ve apartado de la sociedad y ve como poco a poco su calidad de vida va empeorando. Esto es porque ya no puede hacer actividades que para el eran muy importantes como conducir, trabajar… y que cada vez depende mas de otras personas.
Su calidad de vida también se puede ver deteriora al sentirse en muchas veces solo ya que el resto de su familia, amigos, compañeros están en el trabajo o tienen que realizar diferentes actividades que les impiden hacer actividades con la persona afectada por parkinson. Por esto es habitual que estas personas no sepan en muchos momentos en que utilizar su tiempo libre.
Esta disminución en la calidad de vida puede llegar a producir una depresión por la falta de participación en actividades sociales, y produciendo esta un aislamiento social, desmotivación, abatimiento, sentimientos de no servir para nada…
Por eso es muy importante que estas personas se mantengan activas y en las asociaciones muchas veces pueden encontrar un entorno adaptado a sus necesidades e intereses, un entorno favorable para evitar el aislamiento social del enfermo de Párkinson, un entorno en el que se sienta escuchado y comprendido.
Por David Hernando (@DavidEpona_TO) de Centro Epona Terapia Ocupacional