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Afalvi y la Unipec inauguraron ayer la exposición “Un cuadro, una sonrisa”: 179 cajas diseñadas por los alumnos y a la venta para colaborar con la nueva sede de afectados por esta enfermedad.
Ha sido casualidad, pero se podría pensar que la exposición “Un cuadro, una sonrisa” se configuró desde un primer momento para colaborar con la campaña de la asociación Parkinson Burgos “Cada ladrillo cuenta”, que recauda fondos para la construcción de su nuevo centro de atención integral para afectados por este trastorno neurodegenerativo. Y Paula Sampelayo, pintora y coordinadora de la muestra, explica el porqué: “Su campaña pide que se aporte el precio de un ladrillo del nuevo centro y nuestras obras, este año, tienen forma de ladrillo; no son el típico lienzo”. De hecho, son pequeñas cajas de cartón pintadas con distintas técnicas y materiales.
Esa es la novedad de la exposición solidaria que podrá verse hasta el 27 de Mayo en la sala de exposiciones del Teatro Principal; una muestra a la que el alumnado de dibujo y pintura de la Asociación para el Fomento del Aprendizaje a lo Largo de la Vida (Afalvi) y de la Universidad Popular para la Educación y Cultura (Unipec) ha dedicado semanas de trabajo. Primero, para escoger el diseño que cada uno iba a plasmar en la caja y, después, para ejecutarlo. Sampelayo propuso emplear este formato común para dar “coherencia” a las 179 piezas expuestas y, al mismo tiempo, para huir de la convención. “Se trata de avanzar un poco con los tiempos e introducir, tanto al público como al alumnado, el arte contemporáneo”, explicaba Sampelayo antes de la inauguración y destacando que le gusta que sus propuestas no sean más de lo mismo. “La idea es que tengan un toque diferente”, dijo.
Algo que, a juicio de la directora de la Unipec, Maribel Bringas, se ha conseguido con creces. “Es muy llamativa porque, al ser cajas, se consiguen unos volúmenes a los que no estamos acostumbrados. Yo creo que va a gustar mucho”, dijo, destacando que hay “auténticas maravillas”.
Sampelayo y Bringas destacaron que exhibición anual es “expresión de la diversidad de técnicas y materiales” con los que se trabaja en las clases: acrílico, óleo, acuarela, técnicas húmedas y secas… “Todos aplican lo trabajado durante el curso a lo largo de los años, porque hay quien lleva décadas pintando”. Así, hay quienes sólo han aportado una pieza, pero otros han preparado hasta seis obras. Todas ellas, sin embargo, saldrán a la venta por 20 euros. “Pero si alguien quiere aportar algo más, estupendo”, dijo Bringas.
La recaudación se entregará a la asociación Parkinson Burgos, que lleva meses tratando de buscar padrinos y madrinas entre los burgaleses para esos cientos de ladrillos que conformarán su sede y centro de atención integral; un inmueble ubicado en el recinto del Hospital Militar que quieren inaugurar en verano y para el que todavía necesitan mucha financiación.
“Un cuadro, una sonrisa” podrá verse en el horario habitual de la sala del Principal hasta después de la Noche Blanca. Una fecha escogida a propósito, para que todo el que quiera recorrerla en la noche del 26 de Mayo , pueda hacerlo. Y si además de verla colabora, tanto mejor.